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jueves, 21 de marzo de 2013

La diferencia de Veinte


El tango Volver nos dice:

Volver...
con la frente marchita,
las nieves del tiempo platearon mi sien...
Sentir...
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada


Y es curioso como la percepción de 20 años con respecto a una mujer va cambiando a medida que pasan las décadas.

Cuando uno tiene 16, la idea de debutar con una de 36 es una fantasía que te consume día y noche.
Algunos lo hacen, pero pagan por ello. Otros dicen haberlo hecho - sin pagar - pero nadie les cree (con esto les voy avisando a los langa del blog, que no les voy a creer)

Cuando tenés 26, si te vas a coger una de 46, es porque tal vez sea la madre de tu novia - está mejor que tu novia y la mina es medio trola o es viuda, divorciada "y la extraña" (igual para mí si se coge al novio de la nena, sigue siendo trola), o es tu jefa y de tanto verla agachándose por la oficina, apoyándose contra vos para "consultarte algo", inclinándose sobre tu escritorio con ese escote tan provocador o porque te prometió un ascenso se la terminaste poniendo, o tal vez una noche en un boliche, eran las 6am y la mano venía dura (o iba a ser tu último recurso) y te apareció una veterana de aquellas - y encima con auto - y se dió.

A los 36, encamarte con una de 56 es tal vez porque te cruzaste con una DeNeuve, una Pfeiffer, una Halle Berry o alguna veterana de esas, que fue la inspiración de varias pajas de tu juventud (en mi caso la Bardot, la Loren y la Coca Sarli, por ej.) y que ahora, al tenerla enfrente y dispuesta, es como que se te cumple un sueño. Tal vez algo parecido le pasó Ashton Kutcher con Demi Moore.

A los 46, si te estás cogiendo una de 66, lo más probable es que sea porque sos gigoló, la mina parece de 56 o comenzaste a experimentar con distintas edades y vas camino al caso de los 56 años.

A los 56, si te estás cogiendo una de 76 tal vez sos un violador/asesino serial tipo Albert de Salvo, también conocido como El Estrangulador de Boston, tenés un fetiche bastante jodido o hace 30 años te enamoraste de la madre de esa novia de los 26 años, con la cual te casaste (para estar cerca de la vieja) y luego divorciaste cuando la vieja enviudó ("De casualidad no creo que haya sido" dicen los conocidos), ahora pueden estar juntos sin disimular. Eso sí, la venganza de tu ex por el tremendo despecho que le causaste fue Apocalíptica y se casó con tu viejo - así que olvidate de heredar algo y encima tus hijos te están embargando los bienes porque "se volvió loco".

A los 66 si te estás cogiendo una de 86, seguro que te llamás Alfonso Diez y tu mujer es María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, más conocida como la Duquesa de Alba, y seguís intentando explicarle a todos tus amigos y conocidos que "es por amor" (en realidad la diferencia de edad son 25, pero a quién carajos le importa) o porque tal vez seguís enamorado de la vieja de tu ex novia/esposa y la vieja no se murió, es más, gracias al sexo (que obviamente a los 66 no es tan bueno como a los 26, 36, 46 o 56) parece más vital que nunca.

A los 76, si todavía tenés ganas de coger, lo más probable es que la cuenta sea al revés, es decir, vas a buscarte una de 56, porque de 96 (salvo la vieja de tu ex novia/esposa) no creo que queden muchas vivas, y con ganas de coger, menos, aunque con las mujeres nunca se sabe. Pero mi consejo sería que te des el gusto antes de morir de cogerte a una mina más joven que vos. Sí, otra vez vas a tener que poner plata. Mucha más que a los 16 - "Si viejo, en la Argentina hubo inflación. Preguntale si tiene un servicio de urgencias". ¿Querés que te espere abajo con las pastillas para el corazón?" "Fijate si te podés quitar los Plenitud antes de coger, porque si te morís en el intento, que sea con dignidad".

Les dejo a las lectoras del blog que hagan sus comentarios sobre la versión femenina.

PD: por si no lo sabían, algunos dicen que el grupo se puso Pearl Jam (Mermelada Perlada ) porque es un sinónimo muy "de salón" de semen.


Propongo por su "martirio"
o acto de inmensa caridad
la beatificación de Leviatán.
Todo es posible.

EN ESTAS SEMANAS ESTAREMOS DEFINIENDO LA FECHA DE LA REUNIÓN. POR LA ENCUESTA EN PRINCIPIO SERÍA UN VIERNES. HABRA QUE DEFINIR SI EL 12 O 19 DE ABRIL - SI ES EN CAPITAL SE ACEPTAN VOLUNTARIOS PARA PONER LA CASA/DEPTO PQ RESTAURANT UN VIERNES A LA NOCHE SÓLO CON RESERVA Y SEÑA - YO NO CONOZCO NINGUNO Y SEÑA -Y NI LOCO DEJO! LA OTRA, ES UN ASANDENGUI UN SABADO 13 O 20 AL MEDIODIA EN MI CASA (EN SANFER OF COURSE)- ASI LOS QUE NO TIENEN AUTO SE PUEDEN MOVILIZAR TRANQUILOS, SIN TEMOR A LA INDIADA LOCAL Y APROVECHAN PARA TOMAR AIRE FRESCO - POR ASADO DIGO CHORIS/SANGUCHITOS DE LOMO O NALGA - LOS VARONES PONEMOS EL CHORIZO Y EL LOMO Y LAS MINAS LA NALGA - TODO CON PAN. NADA DE ENSALADA NI APUTAZAMIENTOS DE ESE ESTILO. DOPO DIVIDIMOS LOS COSTOS - PERNOCTESI VIENEN DEL INTERIOR HAY 2 CAMAS - UN COLCHÓN PEDORRO Y UN FUTON GRANDE PARA PASAR LA NOCHE - LAS DE CAP.FED Y CONURBANO SE PUEDEN QUEDAR TAMBIEN (NO DESCRIMINO) PERO LA PRIORIDAD LA TIENE LA GENTE DEL INTERIOR.

jueves, 14 de marzo de 2013

LAS RATAS




Esta entrada va dedicada a Marcos, la pareja de Claudia (sí, así se llama la mina) de los avisos del Banco de Galicia y a todas las ratas de laboratorio que salvaron a millones de seres humanos.

A pesar de que las Ratas no poseemos un marketing muy bueno, en China, es considerado un privilegio nacer en el año de la Rata. Aparentemente porque somos expertos en solucionar cosas propias y ajenas (calculo que debe ser más que todo por lo último que nos quieren)

Otra cosa que nos caracteriza es una altísima capacidad de supervivencia, sobre todo cuando se hunde un barco. Igual es muy raro que a una Rata le vaya mal económicamente (y no, si no gastamos un mango, nos rompemos el culo laburando y encima hacemos buenos negocios)

Somos muy inquietos, mental y físicamente, muy perceptivos, intuitivos, creativos, curiosos e inteligentes y tanta actividad mental y física algunas veces nos agota y también a quienes nos rodean. Sí, aparentemente también podemos ser bastante insoportables (mi ex puede dar fe)

Somos el primer signo del horóscopo Chino y ello nos confiere cierta capacidad de liderazgo, podemos ser presidentes, líderes sindicales y hasta Administradores de un blog.

Solemos tener cierta proclividad al cirujeo o guardar lo que para muchos son “porquerías” (doy fe), lo cual obviamente provoca cierta sorpresa en algún visitante desprevenido, que pudiera confundir nuestra casa con un “Compra-Venta de Usados”. Nuestras parejas, si no son Ratas, suelen vivir en otra casa con el resto de la familia.

Lo contradictorio es que el hogar de una rata es su “spa”. La rata es un bicho muy hogareño y si bien no tendrá todo “pipí-cucú” la casa será un lugar donde ellos y sus seres queridos siempre se sentirán a gusto. Nunca faltará comida, ni confort, aunque no somos proclives al lujo, la ostentación o la compra de productos superfluos - salvo en el caso de las mujeres, que tal vez tengan más zapatos de los que necesitan, pero bueno, antes que ratas son mujeres.

En la cama, no seremos conejos, pero somos roedores  y las colonias de ratas son mayores a las de conejos (porque todavía no se inventó un plato que sea “Ratita al vino blanco) Es más, se calcula que en una ciudad hay como 8 a 9 ratas por habitante, así que attenti, no jodan mucho. Además de ser encantadores, inquietos, el tema de la curiosidad nos lleva a explorar cosas nuevas y tampoco somos muy fanáticos de la rutina, lo cual también podría llevar a la infidelidad, pero no, porque para la Rata lo más importante es la familia -aunque tal vez en Chino, esto se refiera a los hijos, viejos, primos, hermanos y no tanto al cónyuge-vaya uno a saber. La percepción también es un plus, es decir, podemos intuir qué les gusta a nuestras parejas. Que les demos bola es otro tema.

Dicen que somos románticos, pero recuerden, versión Rata, así que una cena a la luz de una vela, sería durante un corte de luz (ya que estamos aprovechemos) si les regalamos flores no pregunten porque tienen forma de corona y si les gusta viajar, mochila y carpa – Parece una cagada, pero tal vez la Rata en cuestión, ya esté ahorrando para comprar un depto. para cuando se casen.

Así que tengan bien presente esto y no pongan una mueca de asquito si alguna vez su “festejante” les dice que es Rata, porque podrían perderse la oportunidad de conocer a alguien brillante, creativo, de buena posición económica y muy bueno en la cama (OK, bueno) Eso sí, si son mujeres siempre lleven plata porque “con el telo vamos a medias”.

Para ser Rata hay que haber nacido (en referencia a los posibles miembros del blog, claro)

Jan. 28 1960 - Feb. 14 1961 
Feb. 15 1972 - Feb. 2 1973 
Feb. 2 1984 - Feb. 19 1985 

Las Ratas del Blog son: Trencita, Ato, Malena y Humberto.

LES RECUERDO QUE SIGUE VIGENTE LA ENCUESTA PARA LA REUNIÓN.

miércoles, 6 de marzo de 2013

¿Cómo se logra la felicidad?




Socrates decìa que el fin último del ser humano es la propia felicidad, empezando por uno mismo (obvio). Llegar a ser mejor cada dia, estar bien consigo mismo y con los demás hacer el "bien" (sin mirar a quién hubiese sido un hit del momento, pero todavía no había llegado The J Man)
Para Sócrates no existe felicidad sin la VIRTUD, que es la actividad y modo que perfecciona cada cosa, haciéndola hacer aquello que DEBE SER.

Es decir, la felicidad se logra a través de las virtudes que posee cada individuo, que vendrían a ser los valores éticos.
Los verdaderos valores no son aquellos que están ligados a las cosas exteriores como la riqueza, el poder o la fama, ni tampoco aquellos que estén ligados al cuero, como la vida, la fuerza física, la saludo o la belleza, sino sólo los valores del alma.

Creo que amén de lo que haya dicho Don S. ni siquiera en Atenas se creían ésta manera tan virtuosa de ver la vida. No olvidemos su particular visión de la democracia y habría que ver qué pensarían los esclavos de las palabras de Don S. Es más Sócrates, tampoco era un "homeless" y si seguía las prácticas habituales atenienses de la época, algún muñeco cada tanto se comía - y de los jovencitos ¿vío?.

Desde siempre la gente ha buscado otras maneras de lograr la felicidad, algunos lo han logrado mediante el amor, otros mediante el éxito laboral, profesional, material y algunos por la vía espiritual (a su manera o dentro de un sistema religioso) o inclusive fuera de la religiosidad.

Yo, la verdad, le preguntaría al perro de la foto cómo se logra ser feliz. Creo que la tiene mucho más clara que los filósofos, intelectuales, pensadores, gurúes y el 99.9%  de la población humana.
Pero no hablo perro.

Lo que si tengo claro es que algunas veces
la gente se amarga por cada boludez
 que da un poquito de vergûencita ajena.

AHI ABRI UNA ENCUESTA PARA IR SONDEANDO FECHAS 

PARA LA REUNION TORRONTESA

domingo, 3 de marzo de 2013

La Cicatriz, de Diego Vargas

Les dejo un notable cuento de un Torrontés, Diego Vargas, un joven brillante, algo melancólico, que realmente escribe cosas muy piolas. Les dejo una muestra. Gracias Diego por dejarme publicar tu cuento. ¡Abrazo!

Y también les dejo la url de su blog: http://ponelosravioles.blogspot.com.ar - Vale la pena seguirlo.

La cicatriz

- Papá, estás sangrando. - le dije aquella vez a mi viejo cuando tenía la pantorrilla izquierda empapada de sangre. En realidad, lo que alcancé a ver, fue el pantalón humedecido y pequeñas gotitas de líquido rojo, consecutivas, en una prolija línea que provenía desde la puerta de calle hasta la punta de la mesa, donde papá se sentó para tomar unos amargos.
Esa mañana, como todas, papá venía de buscar la camioneta de reparto. La guardaba en la casa de una vecina ya que en casa no entraba por su ancho. Resulta que la vieja tenía perros, muchos. Ninguno de una raza particular o de una fiereza temible. Siempre fueron perros medianos, de esos que se dejan acariciar. Papá los conocía desde siempre. Habría que saber que papá ya contaba unos doce años en el reparto y siempre guardando la camioneta en el mismo lugar.
Sin embargo, esa mañana, los perros estaban desorbitados. No se reconocían entre sí. Papá me contaba, mientras se arremangaba el pantalón y yo le acercaba una palangana, que los encontraba peleando, revolcándose de un lado a otro, mostrando los dientes, desafiando. Mientras abría el portón, contaba, uno de los perros se le acercó. Bueno, en realidad, el perro lo embistió, clavando sus dientes en la pantorrilla izquierda de papá. Es claro, a esta altura, que los perros estaban alzados.
En bruscos y acelerados movimientos, papá sacudió su pierna y se soltó rápidamente del can. Sin quererlo, en el apuro y en el desatino, las sacudidas erráticas desembocaron en la profundización de la herida, llevando a los músculos al desgarro por los colmillos punzantes. Papá no se dio cuenta de lo sufrido hasta que se lo hice notar en casa.
Papá, como un dato no menor, es diabeto. La persona diabetica tiene hondas dificultades en poder cicatrizar una herida por la exagerada glucosa que poseen en sangre. En la sala de emergencias le comentaron que, además, no podían hacerle puntos tanto por su enfermedad como por el origen de la herida y dada su profundidad. Entonces, sólo debía dejarse cicatrizar. Sí, unos cuidados de entre casa pero no nada que requiera de mayores cuidados.
Poco a poco, papá se fue recuperando. Movía la pierna si problemas, raramente le dolía y continuaba con esos cuidados. Claro, eso sí, no volvió al médico porque, como siempre decía, - Sí a mi no me duele nada, ¿para qué voy a ir? - y continuó con los cuidados.
Cierto día, notamos un olor extraño mientras cenábamos. Era olor muy similar a lo podrido. Sí, era la pierna de papá que se estaba pudriendo, desde la herida. Él ya no nos mostraba la pierna y cuando se tenía que hacer los procedimientos de limpieza, los hacía a escondidas. Una suerte de cascarita, de una frágil piel negra había crecido. Si uno posaba el dedo sobre este lugar, se podía hundir la zona, como si fuese un melón en estado de putrefacción, tierno, suave pero podrido, muerto.
Recurrimos al enfermero que atendió la ultima vez a papá. Se acordó de él y lo hizo pasar de inmediato. A primera observación, notó lo que sucedía.
Oscar, el enfermero, le dijo a papá que la herida cicatrizó mal, que no era así cómo debería haberse sellado, que por lo menos así le enseñaron en el curso aquél. Dijo la palabra raspaje entre gestos que rozaban la repugnancia y el dolor. Papá no objetó, él es un hombre grande, me dijo que sí total le iban a poner algún tranquilizante, que no iba a pasar nada. Oscar volvió (Oscar se había ido a buscar los elementos necesarios) justo cuando papá nombraba los tranquilizantes. El enfermero negó con la cabeza, le dijo a papá que no, que no puede aplicar nada porque sino no cicatriza, que esto tenía que cicatrizar desde adentro hacia afuera, para que el tejido se regenere, que el músculo se tense, que esto y lo otro. Y que, además, debían pasar, por lo menos, diez sesiones.
Oscar, el enfermero, tomó una especie de lija, roja, como para sacar pintura, y la apoyó sobre la herida con la mano derecha. Con la mano restante sujeto fuerte el tobillo flaco de papá. La fuerza que aplicó al raspar era singular, con la suerte de poder ser despiadado pero sabiendo que está ayudando. Así. Raspó y raspó mientras papá se esforzaba por no llorar y por no levantarse y pegarle una trompada a Oscar, el enfermero.
Luego, Oscar, tomó un algodón con el cual envolvió la punta de su dedo indice derecho y comenzó a "perforar" por sobre la herida, como a tomar la raíz del problema, simulando querer sacarle el corazón a alguien que justo se le está por explotar. Oscar sacaba la lengua y miraba al techo, en pleno acto de concentración, a medida que perforaba, que hacia girar el algodón, el dedo. Papá hubiese querido estar muerto. Y le quedaban nueve sesiones más.
Dije todo lo anterior sólo por los siguientes dos, tres renglones: es hoy en día que veo hombres (por no querer llevarlo al plano femenino) que se alborotan por sanar las heridas con soluciones superficiales. Es claro que hablo de heridas sentimentales. Muchas veces, en el apuro de intentar "recuperar el tiempo perdido" con aquella que nos ha dejado, salimos desbocados para poder conquistar a aquella que esté más a mano. Y, así, vamos buscando tapar el cráter con la mano. Esas soluciones de copetín, sirven en el primer tramo, para salir del apuro. Empero, a medida que los días avanzan y la herida sigue latente, notamos que el tiempo ya no es tiempo, que nos quedamos paralizados en el último beso, en el último te quiero de aquella que se ha alojado en el laberinto de los recuerdos. Luego, los malos olores nos advierten que estamos a flor de llanto, saboreando el vaso de la agonía, de saber que no existe el regreso.
Sin embargo, me permito ir en búsqueda de la esperanza y podríamos decir que, más allá del sufrimiento y de las restantes nueve eternas sesiones, la solución es posible, se puede volver a construir los tejidos.
Todo, hasta que una nueva herida, producida de una nueva gresca, se interponga en el camino y, así, el procedimiento se vuelva a repetir, hasta el fin de los tiempos.