Que las mujeres sufren más de la depresión, y me refiero a la depresión, no a la tristeza, es algo que ya está científicamente comprobado. No es ninguna novedad.
Tienen más motivos que los varones, porque entre otros temas sus “subes y bajas” hormonales son una montaña rusa que no siempre vienen con un arnés que brinde mucha seguridad. Es algo más bien precario, digno de un país “en vías de desarrollo”. Les falta mucho para lograr esa típica “autoestima masculina” que permite que un gordito pelado panzón, se sienta “sexy”.
Pero creo que la razón principal de tanta depresión, es que son más sensibles, pero no sólo en el sentido emocional, sino en el sentido de que tienen un radar un poco más afinado, de esos que captan moscas a 20 km.
Pero habiendo dicho esto, creo que el radar tan “afinado” – que prima facie puede parecer una ventaja, muchas veces les juega en contra, porque muchas veces no cesa de funcionar y comienza a detectar cosas que no existen, o son tan insignificantes que no amerita que se activen. Pero como se activan, por las dudas comienzan a disparar a troche y moche onda: “disparo primero y después pregunto”. El tema es que disparan contra cualquier cosa/persona, y muy a menudo contra ellas mismas.
Creo que gran parte de este desajuste del radar radica en no poder ajustarlo para que detecte lo que verdaderamente existe, AQUÍ y AHORA, en lugar de lo que hubo antes o posiblemente habrá en el futuro. O peor aún, lo que NO habrá en el futuro.
Es decir, es un radar que capta cosas que “POSIBLEMENTE aparezcan o dejen de existir” en el futuro.
Ejemplo: Mujer de 40 años que nunca tuvo una pareja estable y sus “huevos” ya comienzan a tener fecha de vencimiento. Supone que por no haber encontrado pareja durante los últimos 20 años, lo más probable es que no suceda. Y que de hacerlo, será demasiado tarde para tener familia. Que a la semana siguiente se cruce con el hombre de sus sueños, se casen y tengan trillizos, no significa nada en el momento en que se está dando manija (imaginarse cosas que no suceden, para los no argentinos) sobre lo sombrío de su futuro.
Esto un tipo de 40 años ni siquiera lo piensa en sus momentos de depresión más profunda. Los tipos creo que nos damos más manija con lo económico/deportivo. Podemos pensar algo como los de la hinchada de G y E de la Plata cuando le iban ganando a Boca 2-0 el último Sábado: “Difícil que le ganemos por más y tal vez nos metan uno” – Pero difícil que faltando un minuto para el final hayan pensado: “Seguro que ahora nos meten otro”. Hasta el último minuto se sentían salvados de la Promoción. Esa imagen no cruzaba sus mentes. Las caras que se vieron después del segundo gol de Boca hablaron claramente de la sorpresa.
Los hinchas de Ríver en cambio, deben ser uno de los casos de depresión colectiva más paradigmáticos del país, y hoy están entre: “Nos vamos a la B” o “Si nos salvamos va a ser por coimas, arreglos o un milagro” - No le tienen fe al equipo. No “le creen más”. Se plantean hipótesis de todo tipo, obviamente la "teoría conspirativa" es la principal fuente de sus iras/depresiones.
Encima los de Ríver no sólo enfrentan la depresión de una posible “caída”, lo que más bronca/depresión les da es todo el gaste (burla) futuro, que saben/intuyen, les va a venir de todas partes. Esto creo que también es una manera de ver las cosas femenino. Yo no leo blogs de hombres diciendo: “Pucha, otra vez sólo” ¿Qué van a decir mi vieja/mis tías/amigos, etc. etc.?
El grado de manija que pasa hoy por la cabeza de un hincha de Ríver, debe equivaler a una semana femenina normal (salvo claro que sea una hincha de Ríver)
La manija femenina viene con una carga del “qué dirán/pensarán los demás", sorprendentemente alto y provoca cierta admiración, al menos de mi parte, que logren salir de la cama todas las mañanas, o al menos casi todas. Y estoy hablando de mujeres adultas también. Mujeres hechas y derechas, CEOs, empresarias, mujeres que han salido adelante de situaciones realmente complicadas.
Si las mujeres en lugar de sentirse como un hincha de Ríver, lograran pensar más como un hincha de Tigre, que obviamente no estaba contento con la idea de volver a la B, tampoco lo veía con tanta amargura, porque ya fue y volvió de la B varias veces. Para el de Tigre, irse a la B no es una TRAGEDIA, es una costumbre. Hay cosas peores. Irse a la C por ej. Y el fantasma de la B, nos sigue persiguiendo, pero no nos impide continuar nuestras vidas. Ya estamos "curados del espanto". Nos autoinmunizamos. Pero esto no nos hace ver la vida "futbolística" con pesimismo, "por si las dudas"- Es decir, prefiero tener una visión pesimista, así si las cosas salen mal, no me desilusiono. Por el contrario. Seguimos siendo del Matador con todas las ganas y fé, y si las cosas salen mal "¿quién nos quita lo bailado"?
Entonces, en resumen, creo que gran parte de la depresión se combate no “dándose manija” sino intentando vivir “el aquí y ahora” tal cual es.
Y que algo nunca haya sucedido antes, no significa que no suceda en el futuro. Sea para mal o para bien.
Que Ríver nunca se haya ido a la B, no significa que no se vaya, pero el que se vaya, no significa que sea el fin del mundo. Y tal vez no se vaya. Pero de irse, tranquilos, hay cosas peores.
Se lo dice un hincha de Tigre.
Aclaro, por si acaso, no es una gastada solapada para los de Ríver, ni mucho menos, pretendo usar la metáfora de la depresión colectiva riverplatense, para ilustrar algo que suelo ver en muchísimas personas, pero sobre todo en las mujeres.
PD: Curiosamente al momento de terminar de escribir esto, escuché una locutora de radio decir más o menos esto: “Cuando me quedo sola, me siento terriblemente deprimida” “Le tengo un miedo bárbaro a la soledad”. Pregunta de un colega: “¿Alguna vez te abandonaron?” Respuesta de la locutora: “No, nunca, es más, soy de familia de tanos así que vivimos todos amontonados”. A confesión de partes, relevo de pruebas…